domingo, 28 de diciembre de 2014

2014: un año dedicado a las autoras

Hace unas semanas cumplíamos un año reivindicando el papel de las obras escritas por mujeres en la Historia de la Literatura Universal. Y hace poco más de un año empezaba yo a descubrir lo mucho que la visión patriarcal de la Literatura había influido en mis lecturas a lo largo de toda mi vida como lectora.

Cuento con una especie de inventario en el que desde hace años reseño todos y cada uno de los libros que he leído, así que no me costó comprobar que en mi lista de lecturas faltaban los nombres de grandes autoras. Soy una apasionada de crear mis propios monográficos literarios. Con dieciocho años organicé el ciclo "Adúlteras del XIX" para leerme del tirón La Regenta, Anna Karenina y Madame Bovary y durante casi una década me negué a leer nada de ningún autor que o bien estuviera muerto o bien hubiera ganado un Nobel. Manías como otras cualquiera que en esta ocasión me llevaron a dedicar 2014 a leer únicamente libros que hubieran sido escritos por mujeres. Y no he sido la única. En este 2014, desde diversos foros literarios, feministas y académicos se ha reivindicado la literatura escrita por mujeres bajo el emblema #readwomen. Una forma como otra cualquiera para reivindicar desde las redes sociales la importancia de no desterrar a las escritoras de nuestras listas de lectura.

Volviendo a mi experiencia, he de reconocer que para mí, este año no ha sido demasiado fecundo en lo que a lecturas se refiere. Por motivos que ahora no vienen al caso, la primera parte del año (hasta mayo) la pasé leyendo en inglés y el tiempo de lectura en otro idioma no cunde tanto como en la lengua propia. Cifras a parte, lo importante es que he intentado hacer una selección intencionadamente variada, en la que he incluido desde clásicos de la literatura hasta novelas gráficas; ensayos y poesía; obras de diferentes continentes...


Y siempre he disfrutado, he acabado sintiéndome identificada con situaciones y personajes, he aprendido de los modos de contar historias de cada autora y he reflexionado sobre sus modos de ver el mundo y a la mujer. Porque es precisamente en este último punto donde radica el problema de excluir a las escritoras de nuestras lecturas: no podemos asomarnos a la Humanidad desde la visión de únicamente el 50% de las personas que forman parte de ella. Las mujeres existimos. Las escritoras también existen. Y gracias a ellas, las féminas somos algo más que "Adúlteras del XIX". Somos personas. Y nuestras historias cuentan tanto como las de los demás.

A continuación, os dejo con los enlaces de las reseñas de algunas de esas lecturas publicadas en el blog, así como con breves resúmenes y comentarios de algunas de las obras que, por un motivo u otro, no pude reseñar en su momento.

En mayo hablábamos de "The Handmaid's Tale", una novela de Margaret Atwood cargada de argumentos para continuar con la lucha feminista.

Poco después, disfrutábamos de "La casa de los Espíritus", de Isabel Allende, que poco o nada tiene que envidiar a grandes obras de la literatura reconocidas a nivel universal.

Llegaba entonces "Barrio Maravillas" de Rosa Chacel. Tenía ganas de tener entre manos algo de esta autora. Su nombre me sonaba de mis años de adolescencia, pero no por haberla estudiado como digna representante de la Generación del 27, sino porque parte de mis amigos estudiaron en un instituto de nombre Rosa Chacel en Colmenar Viejo. ¿Sobre la novela? No es mi estilo. Pero la prosa de la autora es intachable. Os dejo con las primeras líneas de esta novela:
El timbre sonó de un modo particular. Sonaba de un modo particular todas las tardes, pero aquel día se hizo notar más su particularidad. El timbre delataba titubeo, la duda de quien lo oprimía temiendo que no respondiese la persona llamada, y aquella vez no respondió.
En este año cargado de buena literatura también hubo tiempo para lecturas más ligeras como la de "Orange is the new black" de Piper Kerman.

Imborrable e impagable ha sido la experiencia de "Memorias de África", de Isak Dinesen. La autora danesa está, sin lugar a dudas, en mi lista de lecturas para 2015.

Ya en noviembre nos preguntábamos qué es el feminismo de la mano de "El género en disputa" de Judith Butler. Leer más y mejor sobre feminismo es otra de mis asignaturas pendientes de cara al año que comienza.

En contraste con la densidad de la obra de Butler, disfruté de "Persépolis", de la iraní Marjane Satrapi. También en el ámbito de la novela gráfica las mujeres tienen que pelear el doble para hacerse un hueco y esta obra es, sin duda, el claro ejemplo de que la calidad de una obra no depende del género de su autor.

"Pérsepolis", de Marjane Satrapi.
A punto de terminar el año llegamos a "Una habitación propia" de Virginia Woolf. Un libro que me hizo disfrutar, pensar y despertó mis ganas de combatir a partes iguales. Woolf es siempre un valor seguro y en ese ensayo demuestra, una vez más, la grandeza de su estilo y la clarividencia de su pensamiento.

Y para cerrar la lista de lecturas, de nuevo, títulos más ligeros, en este caso, la trilogía de Suzanne Collins de "Los Juegos del Hambre". Me gusta huir de las etiquetas de las mujeres como escritoras de literatura infantil/juvenil o como escritoras de poesía. Pero que podamos hacer y escribir sobre muchos más temas no significa que no podamos ser también buenas en los géneros que, tradicionalmente, se han asignado a las mujeres. Este es el caso de Collins, que con esta trilogía ha conseguido animar a toda una generación a la lectura (me decidí a leer la saga animada por mis alumnas más jóvenes) e introducirles a un género imprescindible, creo yo, para comprender la literatura contemporánea: la distopía.

Como veis, la variedad de géneros, nacionalidades y autoras han guiado mis lecturas en este 2014 en el que puedo enorgullecerme de haber leído en exclusiva obras escritas por mujeres. Y, sinceramente, no he echado de menos a los hombres. ¿Qué pasará a partir de 2015? Probablemente vuelva a leer novelas de hombres. Creo que es injusto limitar las lecturas por una cuestión de género en cualquiera de los dos sentidos. Pero por eso mismo pienso seguir leyendo muchas obras escritas por mujeres. Os invito a ir más allá de las recomendaciones literarias de los críticos de turno y a descubrir y disfrutar todo un rico universo literario más allá de los dictados heteropatriarcales.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Una habitación propia, para leer y escribir

Llevaba tiempo intentando hincarle el diente a Una habitación propia de Virginia Woolf (Londres, 1882) y he de reconocer que no me ha decepcionado. La capacidad de Woolf para crear imágenes y transmitir sentimientos está tan intacta como en sus novelas. Es cierto que el ensayo no es mi género favorito, pero, en esta ocasión, la forma no ha sido un obstáculo para que el mensaje calara en mí hondamente.

El mensaje del libro es bien directo, sólo hace falta recurrir al título para responder al interrogante que Woolf se plantea desde el primer momento: ¿por qué hay más hombres escritores que mujeres? Porque las mujeres no tienen una habitación propia ni una renta fija que les permita dedicarse a la escritura. Escribir es un proceso que requiere un cierto poso intelectual. Leer, leer y leer.

El otro día, curioseando el blog de Mystery Moor, a quien muchos conoceréis por su divertida retransmisión en Twitter de su lectura de Cincuenta sombras de Grey, me reía al leer, sobre la serie "Sexo en Nueva York": "For someone who makes a living as a writer, Carrie appears to read remarkably litter" [Para ser alguien que se gana la vida escribiendo, Carrie lee bastante poco]. Para escribir hay que leer y para leer con tranquilidad es necesario disponer de tiempo y espacio propios. Ese es el mensaje de Woolf.

I’m totally writing this post in the same position as Carrie. Mystery Moor

A lo largo de todo el libro, nos acompaña un original personaje que ella misma crea: la hermana de William Shakespeare. Al igual que su hermano, la versión femenina de Shakespeare también se siente inclinada hacia la literatura. Al igual que él, se escapa de casa, no sólo para probar suerte en Londres, sino porque su padre planeaba casarla con alguien que la horrorizaba. El problema es que, al contrario que su hermano, que en seguida pudo ganarse la vida como hombre independiente, hacer carrera en el teatro y, finalmente, alcanzar su sueño de ser uno de los dramaturgos más universales de la historia de la literatura, la hermana de Shakespeare se va topando con diferentes obstáculos que la impiden alcanzar su sueño.

No digo que las mujeres hoy lo tengamos tan difícil como lo tenían allá por el siglo XVII, ni tan difícil como lo tenía Woolf, pero, ¿acaso nuestros salarios no son más bajos, independientemente de la profesión que elijamos? ¿Acaso la sociedad no nos empuja a malgastar gran parte de nuestro tiempo y energías en "ponernos guapas"? ¿Acaso no sigue siendo algo generalmente aceptado que los hombres tenga tiempo "para ellos" y puedan salir con los amigos, ir a ver el fútbol o hacer lo que les dé la gana, mientras que las mujeres con familia que hacen lo mismo siguen siendo criticadas?

Woolf nos anima no sólo a hacernos con una habitación propia y con una renta básica que nos permita mantener nuestra independencia respecto a los hombres, sino que al mismo tiempo nos empuja a vivir la vida plenamente, podamos o no contarla en un libro, que bebamos vino y pisemos el césped (algo vetado a las mujeres de su tiempo), que amemos a otras mujeres si es que es eso lo que sentimos. Que leamos, que nos leamos entre nosotras y que hagamos que los hombres nos lean, que nos neguemos a ser meras protagonistas de las historias contadas por hombres. Porque mientras los hombres nos discuten y nos inventan en sus novelas, nos encadenan y limitan en nuestras vidas reales.

El mensaje de Woolf resulta inspirador, pero, al mismo tiempo, resulta imposible no sentir un cierto pesimismo ante los objetivos que relata. Hoy las mujeres podemos instruirnos y hasta escribir si queremos. Pero, ¿de qué sirve? Cada semana veo un programa en una cadena española llamado "Página Dos", dedicado a la literatura. En lo que va de temporada, unas cinco o seis entregas aproximadamente, sólo uno de los entrevistados ha sido una escritora. Eso sí, en ese programa se hizo todo un monográfico de la mal llamada "literatura femenina", como queriendo restringir la producción literaria de las mujeres a la mera anécdota y, lo que es peor, al mero producto con etiqueta rosa sólo para mujeres.

Habrá que seguir peleando.

Os dejo unas cuantas citas por si os sirven de inspiración.

Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela.
¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué era un sexo tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué efecto tiene la pobreza sobre la novela? ¿Qué condiciones son necesarias a la creación de obras de arte?
 ¿Tenéis alguna noción de cuántos libros se escriben al año sobre las mujeres? ¿Tenéis alguna noción de cuántos están escritos por hombres? ¿Os dais cuenta de que sois quizás el animal más discutido del universo?
 Ni el más fugaz visitante de este planeta que cogiera el periódico, pensé, podría dejar de ver aun con este testimonio desperdigado, que Inglaterra se hallaba bajo un patriarcado.
 En realidad, si la mujer no hubiera existido más que en las obras escritas por los hombres, se la imaginaría como una persona importantísima; polifacética: heroica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermosa y horrible a más no poder, tan grande como el hombre, más según algunos. Pero ésta es la mujer de la literatura. En la realidad, como señalaba el profesor Trevelyan, la encerraban bajo llave, la pegaban y la zarandeaban por la habitación.
¿No hay ningún hombre presente? ¿Me prometéis que detrás de aquella cortina roja no se esconde la silueta de Sir Charles Biron? ¿Me aseguráis que somos todas mujeres? Entonces, puedo deciros que las palabras que a continuación leí eran exactamente a éstas: "A Chloe le gustaba Olivia..." No os sobresaltéis. No os ruboricéis. Admitamos en la intimidad de nuestra propia sociedad que estas cosas ocurren a veces. A veces a las mujeres les gustan las mujeres.
La fascinación de la calle londinense consiste en que nunca hay en ella dos personas iguales; cada cual parece ocupado en algún asunto personal y privado.
La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siembre han sido pobres, no sólo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la mejor oportunidad de escribir poesía.
De modo que cuando os pido que ganéis dinero y tengáis una habitación propia, os pido que viváis en presencia de la realidad, que llevéis una vida, al parecer, estimulante, os sea o no os sea posible comunicarla.

jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Qué es el feminismo?

Vaya preguntita la del título de este post, ¿eh? Nada más y nada menos que "¿qué es el feminismo?". Bueno, pues os diré que pese a considerarme una declarada feminista, pese a haber leído artículos y libros sobre el tema, seguir a otras feministas a través de las redes sociales y, en definitiva, leer con avidez todo lo que cae en mis manos bajo la etiqueta de "feminista", no me siento en disposición de responder a esta pregunta. Porque el feminismo no es uno, feminismos hay tantos como personas feministas. El feminismo de hoy no es el mismo del de las sufragistas de principios del pasado siglo. Y el feminismo en España no es el mismo que el que se puede practicar en Estados Unidos o en África. El feminismo de una occidental no es el mismo que el de una árabe o una china.

Entonces, diréis, ¿por qué eres feminista? ¿Por qué te declaras militante de una corriente político-social que ni siquiera alcanzas a comprender? Muy sencillo. Porque en esencia, el feminismo, es la lucha por la igualdad de derechos de todas las personas del mundo, independientemente de su género, orientación sexual, raza o clase social. ¿Y quién en su sano juicio podría oponerse a tan loables objetivos?

Volvamos ahora al tema de este blog: la literatura escrita por mujeres. ¿Qué han hecho las escritoras para dar a conocer el feminismo? Mucho y a la vez, poca cosa. Si ya de por sí, ser mujer y escritora es sinónimo de ganarse la vida muy malamente (a no ser que tu obra se enmarque dentro de lo que las editoriales consideran "literatura femenina" apta para el público comercial), imaginaos lo que debe ser ser escritora, mujer y, además, feminista. Quienes estén interesados en la materia quizá puedan sacar a relucir algunos de los nombres más relevantes del género: desde Mary Wollstonecraft hasta Caitlin Moran, pasando por Simone de Beauvoir, Virginie Despentes o Judith Butler. Un heterogéneo número de mujeres que se han esforzado por dar a conocer su personal punto de vista acerca del feminismo, desde perspectivas más o menos academicistas, pero siempre desde el respeto a la lucha común.

Pues bien, os voy a contar mi experiencia personal con el libro de una de estas autoras, "El género en disputa" de Judith Butler (Cleveland, Estados Unidos, 1956). Y aquí va mi confesión: se me atragantó. Era demasiado. Tenía que saber demasiado, no sólo sobre feminismo, sobre filosofía, historia, sociología, etc., para comprenderlo. Y no pude leerlo.


Así que me pregunto si yo, declarada feminista, poseedora de un título universitario, profesora y aún hoy en día, estudiante, tengo dificultades para entender lo que otras mujeres han escrito sobre feminismo, ¿cómo podemos esperar que el mensaje llegue a un tipo, pongamos, con el nivel cultural y la caladura moral, de un tal Torrente? Imposible.

De ahí la necesidad de hacer un esfuerzo didáctico para dar a conocer el feminismo. Comprender qué es el feminismo y acercarse a las diferentes corrientes pasadas y presentes no debería ser un trabajo titánico. Debería ser una aventura tan didáctica y sencilla como, se me ocurre como ejemplo, "El Mundo de Sofía" para conocer la filosofía.

Quizá, en mi ignorancia, se me escapa que un libro de este estilo ya existe. Que no tengo por qué reivindicar la escritura de un manifiesto feminista a modo de resumen porque hay incluso varios ejemplares que cumplen estos requisitos. Pues bien, desde aquí os pido que me informéis de los títulos, porque me encantaría leerlos.

Pero hasta que ese libro se escriba o se lea en las escuelas, recordad: el feminismo no es, no ha sido nunca, ni será lo contrario de machismo.

viernes, 24 de octubre de 2014

Memorias de África

"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías".

Así de contundente es el inicio de una de las mejores novelas que he leído en lo que va de año. ¿Que por qué la considero una de las mejores? Muy sencillo. Su temática no me interesaba en absoluto. Siempre me he dejado llevar por el eurocentrismo imperante en las sociedades occidentales, sin pararme a pensar que África está mucho más cerca que Rusia. Y, sin embargo, esta novela ha conseguido convencerme de que África es un lugar que merece la pena vivir y amar.

A través de cada página, Karen Blixen (que firma la novela como Isaak Dinesen) nos acerca un poco más a este continente y a sus gentes, a una particular forma de vida que nos traslada a los orígenes de la Humanidad y que nos recuerda quiénes somos realmente. Desde la historia del pequeño Kamante, hasta la vida del viejo Knudsen, Blixen (Rungsted, Dinamarca, 1885) entreteje el día a día en una granja keniana a principios del siglo pasado. Imagino que la vida por aquellas latitudes habrá cambiado mucho desde entonces. He ahí la maestría de Blixen: quiero viajar a África, pero al África que ella conoció y que tan magistralmente describe en su libro, un deseo irrealizable que es posible satisfacer releyendo pasajes y citas de esta impagable novela.

¿Y qué pasa con la historia de amor? Os preguntaréis quienes hayáis visto la versión cinematográfica del libro. Bueno, os diré que no es tal. El romance con Denys Finch Hatton tan solo se intuye. Se cuenta con tal sutileza que el lector no tiene otro remedio que respetar la intimidad de la autora. Es Hollywood quien se empeña en centrarlo todo en las relaciones amorosas entre parejas heterosexuales. En la literatura, sin embargo, aún hay espacio para la magia de los paisajes y de las gentes, el magnetismo que ejercen los objetos sobre nuestras vidas, las impresiones que causan en nuestros cuerpos la altitud o las puestas de sol, los sonidos de la maleza que aloja un animal a hurtadillas, el color de la tierra, el sabor del destino... en resumen, la vida, que no puede ser contada con una escena de cama por muy buena que sea la banda sonora. Por eso necesitamos leer más y ver menos la tele. Por eso es tan urgente leer a mujeres.

Os dejo con algunas de las citas que he anotado en estos días de lectura. Como veis, son bastantes, pero podrían ser muchas más. Tan magistralmente está escrito "Memorias de África".

"Esta seguridad, este arte de nadar, lo tenían, en mi opinión, porque habían conservado un conocimiento que para nosotros se ha perdido con nuestros primeros padres; entre todos los continentes es África quien nos lo puede enseñar: que Dios y el Diablo son una unidad, la majestad coeterna, no dos seres increados, sino uno solo, y los nativos nunca confunden a las personas ni dividen la sustancia". 
"Un hombre blanco que hubiera querido decirte una cosa hermosa escribiría: 'No puedo olvidarte'. Los africanos dicen: 'Pensamos que nunca puedes olvidarnos'".
"En África, cuando tomas un libro digno de ser leído, entre el montón de mala literatura que los buenos barcos traen desde la distante Europa, lo lees como un autor quiere que se lea su libro, pidiendo a Dios que siga siendo tan bueno como lo es al principio. Tu mente corre, transportada por un sendero fresco y verde oscuro".
"El pasado, que había sido tan difícil de traer a la memoria, y que probablemente le parecía que cambiaba cada vez que pensaba en él, había sido atrapado, conquistado y delimitado ante sus ojos. Se había convertido en historia; contra él no prevalecían ni la variabilidad ni las sombras del cambio".
"Las mujeres nativas se afeitan las cabezas y es curioso cuán rápidamente tú misma llegas a pensar que esos cráneos redondos y calvos, que parecían nueces pardas, eran el signo de la verdadera feminidad, y que un montón de cabellos en la cabeza de una mujer es tan impropio como una barba".
"Cuando se construyó la primera máquina de vapor, se separaron los caminos de las razas del mundo y no se han vuelto a encontrar". 

lunes, 18 de agosto de 2014

La cárcel según Piper Kerman

Imaginaos que con 24 años una serie de malas decisiones y peores compañías os llevan a cometer un error. Un error con consecuencias legales derivadas de vuestra participación en una trama de blanqueo de dinero por tráfico de drogas. Imaginaos que once años después, cuando ya habéis reconducido vuestras vidas, ocupáis un exitoso puesto de trabajo en Nueva York y estáis a punto de casaros, tenéis que ingresar en la cárcel durante quince meses para saldar vuestra deuda con la Justicia. Imaginaos ahora cómo tiene que ser contarle toda esta historia a vuestra madre, a vuestro prometido, a vuestro jefe, a vuestros amigos... 

Este es el punto de partida de "Orange is the New Black", una historia en primera persona escrita por la estadounidense Piper Kerman (1969) en la que la autora relata con gran sentido del humor cómo afrontó sus meses en la cárcel (reducidos finalmente a once). 

Kerman consigue que resulte sencillo ponerse en su lugar. Los nervios antes de que la condena sea firme, los preparativos ante ese destino que se antoja aterrador e incierto, las despedidas, los miedos más íntimos y profundos... "Sobre todo, bajo ningún concepto: no hagas amigas", le dice su abogado. Y con estas palabras resonando, Piper (o mejor dicho, Kerman, porque en la cárcel a todas se las conoce por su apellido) llega a prisión para encontrarse con un montón de mujeres que le dan la bienvenida, se preocupan por sus sentimientos y le hacen llegar artículos de primera necesidad para que pueda asearse y, en definitiva, no perder la dignidad en sus primeros días como reclusa.

Por momentos, la cárcel acaba pareciendo un lugar edulcorado en el que las reclusas se ayudan entre sí y reina la buena armonía. Pero la oscuridad de la celda es profunda y turbadora y cada día que pasa, pesa como una losa sobre las espaldas cansadas de las reclusas. Poco a poco conocemos las historias de las compañeras de prisión de Kerman. La de la rusa cuyo marido era traficante; la que quemó con agua hirviendo a una compañera; la que no podía acabar en otro lugar que no fuera la cárcel porque su madre también estuvo allí... Con cada relato comprendemos que la cárcel no es un lugar fácil. Que la prisión deshumaniza, que las sentencias no tienen en cuenta el estigma que supone haber pasado por allí y que a la vuelta de la esquina, cuando toque salir a la calle, la mayoría se encontrará de nuevo con los mismos problemas que las llevaron a prisión. La cárcel, tal y como está concebida, es un castigo, no un camino hacia la reinserción. Porque si de reinserción se tratara, Kerman ya había conseguido ser un miembro útil y productivo para la sociedad antes de cumplir su sentencia.

Además del libro, ya sabéis que existe una serie inspirada en la novela. No he podido verla, así que no sé cómo se tratan en ella temas como la soledad, la tristeza de perder a un ser querido mientras estás en prisión o la certeza de que el tiempo en la cárcel no solucionará en absoluto las cosas que no marchan bien en tu vida. Por eso creo que, aunque se vea la serie, es importante también leer el libro de Kerman. Porque todos sabemos de esa capacidad de los libros para dejar tomar aire y reflexionar cuando hace falta, un tiempo muerto que no siempre nos otorgan las obras audiovisuales.

Kerman (derecha) y la actriz que le da vida en la serie.

Y por si alguien se pregunta si Kerman acabó haciendo amigas en prisión, aquí os dejo la respuesta.

"We would not be making Christmas cookies, or picking out the perfect tree to decorate, or kissing the people we loved under mistletoe. But Faith could claim her special place in my life, and I had one in hers, especially at Christmas time. And it was cool".
["No estaríamos haciendo galletas navideñas, ni eligiendo el árbol perfecto, ni besando a nuestros seres queridos bajo el muérdago. Pero Faith podía enorgullecerse de ocupar un lugar especial en mi vida. Y yo, en la suya, sobre todo en Navidad. Y eso era genial".]

martes, 24 de junio de 2014

La casa de los espíritus: literatura en estado puro

¿Por dónde puedo empezar? Hacía mucho tiempo que no conectaba con un libro de esta manera. Quizá desde que leí Middlesex de Jeffrey Eugenides el año pasado. Y es que las historias de sagas familiares son unas de mis favoritas.

Cuando lees La casa de los espíritus es inevitable pensar en Cien años de soledad. No sólo por la magia que rezuma de cada pasaje, también por el poso histórico que se esconde en cada episodio. Siemore guardando las distancias con la gran obra de Gabriel García Márquez. 

Es muy difícil hablar de esta novela de Isabel Allende (Perú, 1942) sin revelar detalles centrales de su argumento. Tan sólo diré que el libro repasa el devenir de cuatro generaciones de una misma familia. Desde la prudente Nívea, hasta la rebelde Alba, pasando por Clara la clarividente y la pasional Blanca, sin olvidar a la hipnótica Rosa. Allende da voz a todos estos personajes femeninos, a sus inquietudes y pensamientos más profundos, sin dejar de lado a los personajes masculinos: el temperamental Esteban Trueba, los dispares gemelos Jaime y Nicolás, el reivindicativo Pedro Tercero García, el guerrillero Miguel... hasta el punto de que el único personaje que relata los principales acontecimientos de la obra en primera persona es el patrón Esteban Trueba.

El día a día de esta familia, sus encontronazos y devenires van cobrando forma hasta llevarnos a los trágicos acontecimientos que vivió Chile con el golpe militar de 1973. En este punto toda la novela cobra pleno sentido, así como el destino de sus personajes.

Leo en Wikipedia algunas de las críticas atribuidas a la obra de Allende. Desconozco el resto de su obra, pero al menos en lo que a La casa de los espíritus se refiere, no creo que se trate de un libro meramente comercial (la facilidad de lectura no es sinónimo de falta de calidad literaria, todo lo contrario) ni la considero una novela vacía en lo que a contenido de género se refiere. La violación, el aborto, el derecho al sufragio, el maltrato o la independencia económica de la mujer son sólo algunos de los temas de género que aborda, sin profundizar, pero dejando de forma velada una postura feminista al respecto.

Os invito a que descubráis esta obra, si es que no lo habéis hecho ya, y a que compartáis con nosotros vuestras impresiones. Aquí tenéis algunas citas para animaros a su lectura.

"Lo habían discutido a menudo con sus amigas sufragistas y habían llegado a la conclusión que mientras las mujeres no se cortaran las faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran estudiar medicina o tuvieran derecho a voto, porque de ningún modo tendrían ánimo para hacerlo, pero ella misma no tenía valor para ser de las primeras en abandonar la moda".
 "Clara lo dejó chillar y dar golpes a los muebles hasta que se cansó y después, distraída como siempre estaba, le preguntó si sabía mover las orejas".
"En ese sentido las mujeres son muy brutas. Son hijas de rigor. Necesitan a un hombre para sentirse seguras y no se dan cuenta que lo único que hay que temer es a los mismos hombres".
"-¿Por qué vivía así, si le sobraba el dinero?- gritó Esteban.
- Porque le faltaba todo lo demás- replicó Clara dulcemente".
"Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad. Morir es como nacer: sólo un cambio".

viernes, 23 de mayo de 2014

"The Handmaid's Tale": argumentos para no dar la espalda a la lucha feminista

Sí, vale, "The Handmaid's Tale" (en español, "El Cuento de la Doncella") de Margaret Atwood no está basado en hechos reales. De hecho, se trata de una distopía que nos muestra un futuro en el que el papel de las mujeres ha quedado relegado al de meras incubadoras de bebés. Sin embargo, en muchos puntos, esta novela nos recuerda la importancia de defender los derechos de las mujeres cuando todo parece que va bien. Porque siempre hay cosas por las que luchar y pueden ser mejoradas, y siempre hay derechos que nos pueden ser arrebatados.

Trabajar, poseer una cuenta corriente o simplemente leer una de esas llamadas "revistas femeninas" son algunos de los derechos que son arrebatados a la protagonista de esta novela, Offred, y a todos sus congéneres. La instauración de una sociedad teocrática, tras el asesinato del presidente de Estados Unidos, así como de los miembros de su Congreso, supone para las mujeres el final de cualquier tipo de libertad y el sometimiento a un periodo de instrucción antes de ser asignadas como "doncellas" a la casa de un Comandante. Su papel, lejos de ceñirse al de una cuidadora del hogar, consiste en dar un hijo al comandante a través de una ceremonia establecida como rutina en la que la fecundación se debe producir sin placer y en presencia de la esposa del comandante. En fin, una forma elegante de dar a entender que la violación se acaba convirtiendo en algo institucionalizado y tan rutinario que a nadie parece importarle.

A medida que avanza la novela conocemos los pensamientos de Offred, cómo era su pasado antes de que todo se fuera al garete, cómo se vio arrebatada de su marido y su hija, de su trabajo, de su mejor amiga... en definitiva, vemos cómo ella, que, en oposición a otros personajes femeninos de su vida anterior, nunca se había implicado directamente en la lucha feminista, ahora comprueba que todo aquello por lo que su madre y su amiga Moira luchaban era real.

El ritmo de la novela en ocasiones es algo denso debido a los constantes saltos temporales y al ritmo pausado de la acción. Sin embargo, tras leerla, deja un poso combativo que aviva las ganas de luchar por nuestros derechos, una actitud que hoy más que nunca debemos convertir en nuestro modo de vida.

Os dejo con algunas citas para que os animéis a leerla. La traducción, un poco libre porque la he hecho yo, está entre corchetes:

"A man is just a woman's strategy for making other women". 
[Un hombre es sencillamente la estrategia de una mujer para hacer otras mujeres].

"I admired my mother in some ways, altough things between us were never easy. She expected me to vindicate her life for her, and the choices she'd made. I didn't want to live my life on her terms. I didn't want to be model offspring, the incarnation of ther ideas. We used to fight about that. I am not your justification for existence, I said to her once. I want her back. I want everything back, the way it was. But there is no point to it, this wanting". 
[Admiraba a mi madre por muchos motivos, aunque las cosas entre nosotras nunca fueron fáciles. Ella esperaba que yo reivindicara su vida y las decisiones que había tomado. Y yo quería vivir mi vida en mis propios términos. No quería ser una hija modelo, ni la encarnación de sus ideas. Solíamos discutir por ello. Yo no soy la justificación de tu existencia, le dije una vez. Y quiero que vuelva. Quiero que todo vuelva a ser tal y como era. Pero ese deseo no tiene sentido].

"There were places you didn't want to walk, precautions you took that had to do with locks on windows and doors, drawing the curtains, leaving on lights. These things you did were like prayers; you did them and you hoped they would save you. And for the most part they did. Or something did; you could tell by the fact that you were still alive".
[Había lugares por los que evitabas caminar, precauciones que tomabas que tenían que ver con ventanas cerradas, puertas con cerrojo, cortinas corridas y luces encendidas. Estas acciones eran como plegarias; las hacías con la esperanza de que te salvaran. Y la mayor parte de las veces lo hacían. O algo hacían; al menos eso podías pensar por el hecho de que aún seguías viva].

lunes, 3 de marzo de 2014

¡Por Santa Teresa!

Han pasado algunos años desde que concluyera mi etapa como estudiante de secundaria. Casi una década desde que terminé Bachillerato. Los recuerdos de los contenidos que estudié en aquellos años no son todo lo claros que me gustaría. Sin embargo, puedo rememorar con auténtica precisión unos hermosos versos de Santa Teresa que así decían:

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero [...].
STA. TERESA DE JESÚS. "Vivo sin vivir en mí".

"Que muero porque no muero". Qué paradoja. Qué hermoso verso que quedó fijado en mi memoria para siempre gracias a mi libro de Lengua Castellana y Literatura de 1º. de Bachillerato.  Si me hablan de poesía mística, pienso en Santa Teresa y en estos versos, en toda la exaltación que recogen y en toda la pasión que evocan.

Pues bien. Hoy los jóvenes que estudian 1º. de Bachillerato no tienen tanta suerte como la que yo me encontré. En un curso denso, en el que en la asignatura de Lengua se sientan todas las bases para el análisis sintáctico, las herramientas para el comentario de textos y poemas y en el que el repaso a la Literatura termina con el Realismo, los estudiantes no pueden recurrir a estos versos como refugio. Jamás sabrán que es posible "morir por no morir", o al menos no lo sabrán los alumnos que cuenten en su bibliografía con el libro de texto de la línea Tesela de Oxford University Press. En este manual de referencia, la Mística pasa por Fray Luis de León y San Juan de la Cruz. Y por nadie más. Para Santa Teresa no hay ni una triste mención, ni un ejercicio de repaso al final de la unidad.

Y yo, cada vez que lo pienso, siento que "muero porque no muero", porque un sistema ya desequilibrado en lo que a representación de la literatura femenina se refiere no hace sino ir a peor. Es hora ya, en pleno siglo XXI, de que dejemos que las mujeres ocupen con orgullo y dignidad el lugar que se han ganado en la Historia de la Literatura.