lunes, 28 de diciembre de 2015

2015: ¿el año de las escritoras?

Este 2015 ha sido muy especial para todos los que amamos la literatura. Pero, sin duda, ha sido doblemente especial para aquellos que peleamos por la Literatura en mayúscula y sin etiquetas, aquella que no distingue de género, origen o raza, sino que proclama que la buena literatura lo es la escriba quien la escriba.

Comenzamos el 2015 celebrando el 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Incluso fuimos a Ávila para conocer la ciudad que la vio nacer como escritora universal y uno de los primeros referentes femeninos de la literatura en castellano.

No ganamos el premio Nadal, pero sí el Premio Planeta y, lo que es más importante, un Nobel inesperado, por aquello de que hacía solo dos años que le habían entregado uno a Alice Munro. El discurso de agradecimiento de Svetlana Alexievich fue a la vez reivindicativo y emocionante. Un discurso que nos permitió conocer el papel de las mujeres en las guerras, como reporteras, como combatientes, como víctimas y cómo héroes de guerra. Un discurso que hizo posible que se tradujera al español "La guerra no tiene rostro de mujer", una de las pocas crónicas de esta periodista ucraniana que se pueden leer en castellano junto a "Voces de Chernóbil". Pero lo que es más importante: Alexievich nos ha hecho soñar con un Premio Nobel de Literatura que premia la calidad y no el renombre; un Premio Nobel de Literatura que considera a todos los escritores, independientemente de su género o de su raza; un Premio Nobel de Literatura en el que las mujeres no son la anécdota entre los galardonados, sino que constituyen, al menos, la mitad de aquellos que optan a este reconocimiento.

Y aquí no acaba nuestro año. Harper Lee publicó nuevo libro, el primero tras más de medio siglo de silencio literario. Se ha criticado mucho la publicación de "Ve y pon un centinela", entre otras cuestiones, porque se duda de que la autora quisiera realmente dar a conocer este primer borrador de su gran obra maestra "Matar a un ruiseñor". Sin embargo, la noticia sirvió como recordatorio de que, con sólo un libro en su haber, Harper Lee ya había conseguido convertirse en uno de los puntales de la historia literaria del siglo XX, un hito que no debe caer en el olvido.

También hemos visto cómo la poeta, ensayista y traductora Clara Janés pasaba a ocupar la silla "U" de la Real Academia Española. Se trata de una victoria a medias porque Janés se ha convertido en la décima mujer en acceder a la RAE. La primera fue Carmen Conde en 1979. La siguieron Elena Quiroga, Ana María Matute, Carmen Iglesias, Margarita Salas, Soledad Puértolas, Inés Fernández-Ordóñez, Carmen Riera y Aurora Egido. Hace sólo unas semanas se sumaba la lexicógrafa Paz Battaner. Y ya. En tres siglos de historia y con el paso de 479 académicos, sólo 11 han sido mujeres. O con otras cifras: sólo un 3 por ciento de las personas que deciden o han decidido sobre los usos del español son mujeres. Normal que nuestra lengua siga siendo poco inclusiva en el 97 por ciento de las ocasiones.

Ha sido también un año de despedidas. Nos dejaron Ruth Rendell, Ana Diosdado, Carmen Balcells, Fátima Mernissi, Elena ArnedoAlma Maritano y muchas otras escritoras que, quizá por falta de repercusión, se fueron sin que tuviéramos noticia de ello. 

En el título de esta entrada nos preguntábamos si este 2015 ha sido, efectivamente, el año de las escritoras. Y, aunque han sido muchos los reconocimientos, pensamos que aún queda mucho por hacer. No ya para que el 2015 (o el 2016, el 2017) sea el año de las escritoras, sino para que, al menos, la presencia de sus obras en los medios y en las listas de premios esté a la altura de su producción.

Pongamos como ejemplo un medio español especializado en crítica literaria como es Babelia. La revista que acompaña al periódico español El País, ha publicado este año cincuenta portadas. De ellas, sólo en nueve aparecen escritoras como protagonistas. Para no sacar la calculadora, sólo en el 20 por ciento de las portadas se destaca la obra de una mujer. De hecho, son seis mujeres las que consiguen este mérito: Marta Sanz, Élisabeth Roudinesco, Herta Müller, Joyce Carol Oates, Karen Armstrong y Cristina Fernández Cubas. Las otras tres portadas con autoras son portadas colectivas en las que aparecen también hombres de forma mayoritaria. Sí, es verdad, no todas las portadas de Babelia se dedican a la literatura. Pero de todos los números publicados, 17 llevaron a la portada a un escritor como protagonista frente a las 6 dedicadas a escritoras. Es decir, que de las portadas monográficas que se dedicaron a escritores, tres cuartas partes, el 75 por ciento, tenían como protagonista a un hombre. Es verdad, aparecen más mujeres en Babelia que en los sillones de la RAE, pero aún quedan muchas portadas para equilibrar la presencia mediática. 

Pasemos ahora a la loable iniciativa de Mark Zuckerberg, creador de Facebook, que este 2015 se proponía leer, junto a toda la comunidad de la red social, un libro cada dos semanas. "Nuestros libros enfatizarán en el aprendizaje de nuevas culturas, creencias, historias y tecnologías". No vamos a valorar las obras por la religión o raza de su autor, pero sí por su género. De los 22 títulos propuestos para A Year of Books, tres de ellos han sido escritos por mujeres: Eula Biss, Michelle Alexander y Daryl Collins. Es decir, el 13 por ciento de los libros seleccionados fueron escritos por mujeres. Las mujeres constituyen la mitad de la humanidad y, aún así, Zuckerberg se congratula por la iniciativa. "Leer ha ampliado mi perspectiva acerca de un gran número de temas: ciencia, religión, pobreza, prosperidad, salid, energía, justicia social, filosofía política, leyes de extranjería, historia o ficción futurista. Este reto ha sido una gran satisfacción intelectual y me ha hecho sentir la esperanza de que nuestra sociedad aún puede hacer grandes progresos en todas estas áreas". Porque el progreso, el futuro y la esperanza, tal y como sabéis, es algo que se encargan de construir los hombres. O, al menos, eso es lo que piensa nuestro amigo Zuckerberg. 

Desde este blog creemos que el futuro es cosa de todos. Por eso os deseamos un feliz y combativo 2016. No queremos que 2016 sea el año de las escritoras. Nos conformamos con que las estadísticas estén de nuestro lado.

jueves, 8 de octubre de 2015

¡Hemos ganado un Nobel!

Hoy es un día muy feliz para todos los que hacemos posible esta página. Hoy nos han concedido  el Premio Nobel de Literatura 2015. Sí, es verdad, no nos lo han concedido a nosotros, se lo han otorgado a la escritora y periodista Svetlana Alexievich, nacida el 31 de mayo de 1948 en la localidad ucraniana de Ivano-Frankivsk. 


Alexievich recibirá el Nobel "por su obra polifónica, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo". Así, en general, no como a Doris Lessing que "supo capturar lo esencial y la épica de la experiencia femenina, que con escepticismo, fuego y poder visionario ha sometido a una civilización dividida al escrutinio". El cambio es sustancial, porque estos del Nobel parecen haberse dado cuenta de que la literatura escrita por mujeres también es Literatura Universal. La obra de Alexievich es crucial para comprender nuestro siglo. La de Lessing era crucial para comprender la "épica" de la experiencia humana, no sólo la femenina.

No se queda aquí nuestra alegría. El premio llega sólo dos años después del galardón a Alice Munro y seis más tarde que el reconocimiento a Hertha Müller. En 2007 lo recibía la ya mencionada Lessing y en 2004 Elfriede Jelinek. Esto quiere decir que en lo que llevamos de siglo, cinco mujeres han recibido el máximo galardón del mundo literario. Cinco mujeres del total de catorce laureadas con el Nobel de Literatura en sus 111 ediciones. Para ser más gráficos: el 35 por ciento de los Nobel de Literatura concedidos a mujeres se han entregado en las últimas 11 ediciones. Y estamos muy orgullosos de este cambio de perspectiva tan evidente. 




Pero, ¿qué ha ocurrido en la Academia para que esto sea posible? Quizá que, por primera vez en la historia, el jurado está presidido por una mujer, Sara Danius. Quizá porque, poco a poco, se van incluyendo más mujeres en la lista de 700 expertos a los que se solicitan las candidaturas. O quizá porque estos 700 expertos incluyen a más escritoras en sus listas, conscientes de que la calidad de sus obras merece ser conocida y reconocida. Sea como fuere, nos alegramos de este cambio de rumbo en la Academia Sueca, un soplo de renovación acorde a los tiempos que deseamos se contagie al resto de categorías.

Aunque henchidos de felicidad, aspiramos a más. Desde aquí deseamos que el próximo año alguna de nuestras escritoras favoritas (o alguna que aún no conozcamos) se haga con el Nobel. ¿Una mujer con el Nobel de Literatura dos años seguidos? Sí, exacto, tal y como lleva ocurriendo décadas con los premios concedidos a hombres. Las mujeres constituimos la mitad de la humanidad y, nos atreveríamos a decir, la mitad de las personas dedicadas a la escritura. Así que aún nos quedan muchos galardones para que el 50 por ciento de los Nobel lleven nombre de mujer. 

Gracias a Alexievich por hacernos vivir este día tan especial. Nos vemos el 10 de diciembre en Estocolmo. 

miércoles, 18 de febrero de 2015

"AFTER": "50 sombras de Grey" para niñas

Como muchos de vosotros ya sabéis, me dedico a la enseñanza. Imparto clases de inglés a un rango de edades que van de los 7 a los 60 años. Muchos de mis alumnos son adolescentes y jóvenes, con los que habitualmente charlo de sus gustos y aficiones y a los que intento convencer de la necesidad (y el placer) de leer, en inglés y en cualquier otro idioma, para mejorar la expresión y la comprensión.

Anna Todd, autora de la serie "After" con cara de intelectual. Planeta de Libros.
Por todo ello no me extrañó cuando, hace unas semanas, un par de alumnas de unos 15 años me comentaron que al día siguiente iban a asistir a la firma de libros de una de sus escritoras favoritas: Anna Todd, autora de la serie "After". Las chicas querían saber qué podían decirle (en inglés) cuando les llegara el turno para que les firmaran sus libros. Yo (que en ese momento ignoraba quién era la autora) les dije que le contaran por qué sus libros son importantes para ellas o por qué se sienten identificadas con los personajes. Mis alumnas, de 15 años, encontraban difícil resumir dichas sensaciones y me dejaron un libro para que yo viera de qué iba y pudiera ayudarlas a expresarse en inglés ante la autora. Todas mis alarmas se dispararon cuando en la solapa del libro pude leer lo siguiente:
"La historia de un amor infinito. Tessa Young se enfrenta a su primer año en la universidad. Acostumbrada a una vida estable y ordenada, su mundo cambia cuando conoce a Hardin, el chico malo por excelencia, con tatuajes y de mala vida. La inocencia, el despertar a la vida, el descubrimiento del sexo... un amor infinito, dos polos opuestos hechos el uno para el otro".
Un par de búsquedas en internet confirmaron mis sospechas: la serie "After" reproduce el típico juego entre "chico malo" y "chica inocente". Pregunto sobre el tema a mis alumnas y admiten que los jóvenes protagonistas de las novelas "discuten mucho, pero se quieren". Ese "amor infinito" es el que justifica las escenas de celos y dominación, las peleas constantes y hasta episodios de violencia.
"Él avanza hacia mí, me agarra de la muñeca y me empuja contra la pared. Su rostro está a unos centímetros del mío y, de repente, me doy cuenta de que mi respiración es demasiado agitada. Quiero gritarle que me suelte y exigirle que recoja mis apuntes. Quiero abofetearlo y echarlo de mi cuarto. Pero no puedo hacerlo. Estoy paralizada contra la pared, y sus ojos verdes me tienen hechizada".
"After" cuenta con el gancho de que su personaje protagonista está inspirado en Harry Styles, de One Direction. Mátame camión.

Me sobrecogió pensar que mis alumnas, mis niñas de 15 años, veían todo esto normal. Normal "porque se quieren mucho". Por supuesto salió el tema de "50 sombras de Grey". Están verdaderamente fascinadas por el fenómeno porque para ellas Grey es lo prohibido, lo que las madres no las dejan leer porque hay escenas de sexo. Y esas mismas madres no se dan cuenta de que todo lo que Grey tiene de dañino no es el sexo (sexo ya tienen todo lo que quieren en internet), sino la idea de que enamorarse de un tipo que no expresa sus sentimientos, con hábitos de acosador/controlador y que nos exige POR CONTRATO cambiar nuestros hábitos sexuales para satisfacerle, da lugar a la perpetuación de unos estereotipos que en nada ayudarán en el futuro a mejorar las cifras de violencia de género. 

No soy partidaria de controlar las lecturas de los jóvenes. Sin ir más lejos, cuando yo era adolescente, leía todo lo que caía en mis manos, novelas con episodios de violencia, de sexo, de dramas humanos, sin que mis padres pudieran poner límites por el volumen y la rapidez con que leía. Pero sí que creo que hay que preguntarles qué están leyendo, qué les parece y, si como en el caso de Anna Todd, son lecturas que les hacen desear historias de amor daniñas, sacarles de su error antes de que sea demasiado tarde. "After" y "Grey" deben leerse sólo como ejemplo de lo que no está bien.

lunes, 5 de enero de 2015

Y Santa Teresa cumplió 500 años

En estos primeros días de 2015, como cada vez que estrenamos año, celebramos muchas cosas. La dicha del año nuevo, la llegada de los Reyes Magos, la esperanza de un tiempo mejor. Pero sólo en este 2015 conmemoramos una fecha grande, gloriosa: el 500 aniversario del nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús (Ávila, 28 de marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de octubre de 1582). Y no es un aniversario cualquiera: es el aniversario de la primera escritora que recuerda España, la más antigua entre todas las conocidas popularmente. La pionera que abriría paso, apenas un siglo después, a Sor Juana Inés de la Cruz. Más tarde llegarían Cecilia Böhl de Faber (que aún tenía que firmar con un pseudónimo masculino, Fernán Caballero), Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán y ya, después, todas las demás. Pero ella fue la primera y a ella le debemos una obra que aún hoy maravilla tanto en prosa como en verso (aunque haya quien lo niegue) y una batalla que muchas seguimos peleando.

El éxtasis de Santa Teresa. Escultura de Gian Lorenzo Bernini.

Ya no nos enfrentamos al Inquisidor, bien cierto es. Pero siguen siendo apenas una decena los nombres de escritoras que, la mayoría de los lectores en español son capaces de nombrar. Y sobran dedos de una mano para contar los libros de autoras que se han leído. Será por aquello que ya decía la Santa de Ávila de que "Basta ser mujer para caérseme las alas".

Por eso, si en 2014 nos proponíamos leer única y exclusivamente libros escritos por mujeres, para este 2015 aceptamos de buena gana el reto volver a leer a Santa Teresa. Y propuestas no nos faltan. Clara Janés reedita "Poesía y pensamiento. Antología de Santa Teresa de Jesús" (a cargo de Alianza); Espido Freire publica "Para vos nací. Un mes con Teresa de Jesús" (Ariel), o podemos optar por "El libro de la vida" (Lumen), biografía y memorias de Santa Teresa editadas en 1565 por Fray Luis de León a partir de los textos de la autora.




No os perdáis tampoco el especial dedicado a Santa Teresa que han preparado desde la página de Turismo de Ávila. Y, sobre todo, si tenéis jóvenes cerca, animadles también a leerla, guiadles en su camino y conseguid lo que ni el Ministerio de Educación, ni las editoriales ni las escuelas consiguen: que Santa Teresa sea admirada y disfrutada por las generaciones venideras.

domingo, 28 de diciembre de 2014

2014: un año dedicado a las autoras

Hace unas semanas cumplíamos un año reivindicando el papel de las obras escritas por mujeres en la Historia de la Literatura Universal. Y hace poco más de un año empezaba yo a descubrir lo mucho que la visión patriarcal de la Literatura había influido en mis lecturas a lo largo de toda mi vida como lectora.

Cuento con una especie de inventario en el que desde hace años reseño todos y cada uno de los libros que he leído, así que no me costó comprobar que en mi lista de lecturas faltaban los nombres de grandes autoras. Soy una apasionada de crear mis propios monográficos literarios. Con dieciocho años organicé el ciclo "Adúlteras del XIX" para leerme del tirón La Regenta, Anna Karenina y Madame Bovary y durante casi una década me negué a leer nada de ningún autor que o bien estuviera muerto o bien hubiera ganado un Nobel. Manías como otras cualquiera que en esta ocasión me llevaron a dedicar 2014 a leer únicamente libros que hubieran sido escritos por mujeres. Y no he sido la única. En este 2014, desde diversos foros literarios, feministas y académicos se ha reivindicado la literatura escrita por mujeres bajo el emblema #readwomen. Una forma como otra cualquiera para reivindicar desde las redes sociales la importancia de no desterrar a las escritoras de nuestras listas de lectura.

Volviendo a mi experiencia, he de reconocer que para mí, este año no ha sido demasiado fecundo en lo que a lecturas se refiere. Por motivos que ahora no vienen al caso, la primera parte del año (hasta mayo) la pasé leyendo en inglés y el tiempo de lectura en otro idioma no cunde tanto como en la lengua propia. Cifras a parte, lo importante es que he intentado hacer una selección intencionadamente variada, en la que he incluido desde clásicos de la literatura hasta novelas gráficas; ensayos y poesía; obras de diferentes continentes...


Y siempre he disfrutado, he acabado sintiéndome identificada con situaciones y personajes, he aprendido de los modos de contar historias de cada autora y he reflexionado sobre sus modos de ver el mundo y a la mujer. Porque es precisamente en este último punto donde radica el problema de excluir a las escritoras de nuestras lecturas: no podemos asomarnos a la Humanidad desde la visión de únicamente el 50% de las personas que forman parte de ella. Las mujeres existimos. Las escritoras también existen. Y gracias a ellas, las féminas somos algo más que "Adúlteras del XIX". Somos personas. Y nuestras historias cuentan tanto como las de los demás.

A continuación, os dejo con los enlaces de las reseñas de algunas de esas lecturas publicadas en el blog, así como con breves resúmenes y comentarios de algunas de las obras que, por un motivo u otro, no pude reseñar en su momento.

En mayo hablábamos de "The Handmaid's Tale", una novela de Margaret Atwood cargada de argumentos para continuar con la lucha feminista.

Poco después, disfrutábamos de "La casa de los Espíritus", de Isabel Allende, que poco o nada tiene que envidiar a grandes obras de la literatura reconocidas a nivel universal.

Llegaba entonces "Barrio Maravillas" de Rosa Chacel. Tenía ganas de tener entre manos algo de esta autora. Su nombre me sonaba de mis años de adolescencia, pero no por haberla estudiado como digna representante de la Generación del 27, sino porque parte de mis amigos estudiaron en un instituto de nombre Rosa Chacel en Colmenar Viejo. ¿Sobre la novela? No es mi estilo. Pero la prosa de la autora es intachable. Os dejo con las primeras líneas de esta novela:
El timbre sonó de un modo particular. Sonaba de un modo particular todas las tardes, pero aquel día se hizo notar más su particularidad. El timbre delataba titubeo, la duda de quien lo oprimía temiendo que no respondiese la persona llamada, y aquella vez no respondió.
En este año cargado de buena literatura también hubo tiempo para lecturas más ligeras como la de "Orange is the new black" de Piper Kerman.

Imborrable e impagable ha sido la experiencia de "Memorias de África", de Isak Dinesen. La autora danesa está, sin lugar a dudas, en mi lista de lecturas para 2015.

Ya en noviembre nos preguntábamos qué es el feminismo de la mano de "El género en disputa" de Judith Butler. Leer más y mejor sobre feminismo es otra de mis asignaturas pendientes de cara al año que comienza.

En contraste con la densidad de la obra de Butler, disfruté de "Persépolis", de la iraní Marjane Satrapi. También en el ámbito de la novela gráfica las mujeres tienen que pelear el doble para hacerse un hueco y esta obra es, sin duda, el claro ejemplo de que la calidad de una obra no depende del género de su autor.

"Pérsepolis", de Marjane Satrapi.
A punto de terminar el año llegamos a "Una habitación propia" de Virginia Woolf. Un libro que me hizo disfrutar, pensar y despertó mis ganas de combatir a partes iguales. Woolf es siempre un valor seguro y en ese ensayo demuestra, una vez más, la grandeza de su estilo y la clarividencia de su pensamiento.

Y para cerrar la lista de lecturas, de nuevo, títulos más ligeros, en este caso, la trilogía de Suzanne Collins de "Los Juegos del Hambre". Me gusta huir de las etiquetas de las mujeres como escritoras de literatura infantil/juvenil o como escritoras de poesía. Pero que podamos hacer y escribir sobre muchos más temas no significa que no podamos ser también buenas en los géneros que, tradicionalmente, se han asignado a las mujeres. Este es el caso de Collins, que con esta trilogía ha conseguido animar a toda una generación a la lectura (me decidí a leer la saga animada por mis alumnas más jóvenes) e introducirles a un género imprescindible, creo yo, para comprender la literatura contemporánea: la distopía.

Como veis, la variedad de géneros, nacionalidades y autoras han guiado mis lecturas en este 2014 en el que puedo enorgullecerme de haber leído en exclusiva obras escritas por mujeres. Y, sinceramente, no he echado de menos a los hombres. ¿Qué pasará a partir de 2015? Probablemente vuelva a leer novelas de hombres. Creo que es injusto limitar las lecturas por una cuestión de género en cualquiera de los dos sentidos. Pero por eso mismo pienso seguir leyendo muchas obras escritas por mujeres. Os invito a ir más allá de las recomendaciones literarias de los críticos de turno y a descubrir y disfrutar todo un rico universo literario más allá de los dictados heteropatriarcales.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Una habitación propia, para leer y escribir

Llevaba tiempo intentando hincarle el diente a Una habitación propia de Virginia Woolf (Londres, 1882) y he de reconocer que no me ha decepcionado. La capacidad de Woolf para crear imágenes y transmitir sentimientos está tan intacta como en sus novelas. Es cierto que el ensayo no es mi género favorito, pero, en esta ocasión, la forma no ha sido un obstáculo para que el mensaje calara en mí hondamente.

El mensaje del libro es bien directo, sólo hace falta recurrir al título para responder al interrogante que Woolf se plantea desde el primer momento: ¿por qué hay más hombres escritores que mujeres? Porque las mujeres no tienen una habitación propia ni una renta fija que les permita dedicarse a la escritura. Escribir es un proceso que requiere un cierto poso intelectual. Leer, leer y leer.

El otro día, curioseando el blog de Mystery Moor, a quien muchos conoceréis por su divertida retransmisión en Twitter de su lectura de Cincuenta sombras de Grey, me reía al leer, sobre la serie "Sexo en Nueva York": "For someone who makes a living as a writer, Carrie appears to read remarkably litter" [Para ser alguien que se gana la vida escribiendo, Carrie lee bastante poco]. Para escribir hay que leer y para leer con tranquilidad es necesario disponer de tiempo y espacio propios. Ese es el mensaje de Woolf.

I’m totally writing this post in the same position as Carrie. Mystery Moor

A lo largo de todo el libro, nos acompaña un original personaje que ella misma crea: la hermana de William Shakespeare. Al igual que su hermano, la versión femenina de Shakespeare también se siente inclinada hacia la literatura. Al igual que él, se escapa de casa, no sólo para probar suerte en Londres, sino porque su padre planeaba casarla con alguien que la horrorizaba. El problema es que, al contrario que su hermano, que en seguida pudo ganarse la vida como hombre independiente, hacer carrera en el teatro y, finalmente, alcanzar su sueño de ser uno de los dramaturgos más universales de la historia de la literatura, la hermana de Shakespeare se va topando con diferentes obstáculos que la impiden alcanzar su sueño.

No digo que las mujeres hoy lo tengamos tan difícil como lo tenían allá por el siglo XVII, ni tan difícil como lo tenía Woolf, pero, ¿acaso nuestros salarios no son más bajos, independientemente de la profesión que elijamos? ¿Acaso la sociedad no nos empuja a malgastar gran parte de nuestro tiempo y energías en "ponernos guapas"? ¿Acaso no sigue siendo algo generalmente aceptado que los hombres tenga tiempo "para ellos" y puedan salir con los amigos, ir a ver el fútbol o hacer lo que les dé la gana, mientras que las mujeres con familia que hacen lo mismo siguen siendo criticadas?

Woolf nos anima no sólo a hacernos con una habitación propia y con una renta básica que nos permita mantener nuestra independencia respecto a los hombres, sino que al mismo tiempo nos empuja a vivir la vida plenamente, podamos o no contarla en un libro, que bebamos vino y pisemos el césped (algo vetado a las mujeres de su tiempo), que amemos a otras mujeres si es que es eso lo que sentimos. Que leamos, que nos leamos entre nosotras y que hagamos que los hombres nos lean, que nos neguemos a ser meras protagonistas de las historias contadas por hombres. Porque mientras los hombres nos discuten y nos inventan en sus novelas, nos encadenan y limitan en nuestras vidas reales.

El mensaje de Woolf resulta inspirador, pero, al mismo tiempo, resulta imposible no sentir un cierto pesimismo ante los objetivos que relata. Hoy las mujeres podemos instruirnos y hasta escribir si queremos. Pero, ¿de qué sirve? Cada semana veo un programa en una cadena española llamado "Página Dos", dedicado a la literatura. En lo que va de temporada, unas cinco o seis entregas aproximadamente, sólo uno de los entrevistados ha sido una escritora. Eso sí, en ese programa se hizo todo un monográfico de la mal llamada "literatura femenina", como queriendo restringir la producción literaria de las mujeres a la mera anécdota y, lo que es peor, al mero producto con etiqueta rosa sólo para mujeres.

Habrá que seguir peleando.

Os dejo unas cuantas citas por si os sirven de inspiración.

Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas; y esto, como veis, deja sin resolver el gran problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela.
¿Por qué los hombres bebían vino y las mujeres agua? ¿Por qué era un sexo tan próspero y el otro tan pobre? ¿Qué efecto tiene la pobreza sobre la novela? ¿Qué condiciones son necesarias a la creación de obras de arte?
 ¿Tenéis alguna noción de cuántos libros se escriben al año sobre las mujeres? ¿Tenéis alguna noción de cuántos están escritos por hombres? ¿Os dais cuenta de que sois quizás el animal más discutido del universo?
 Ni el más fugaz visitante de este planeta que cogiera el periódico, pensé, podría dejar de ver aun con este testimonio desperdigado, que Inglaterra se hallaba bajo un patriarcado.
 En realidad, si la mujer no hubiera existido más que en las obras escritas por los hombres, se la imaginaría como una persona importantísima; polifacética: heroica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermosa y horrible a más no poder, tan grande como el hombre, más según algunos. Pero ésta es la mujer de la literatura. En la realidad, como señalaba el profesor Trevelyan, la encerraban bajo llave, la pegaban y la zarandeaban por la habitación.
¿No hay ningún hombre presente? ¿Me prometéis que detrás de aquella cortina roja no se esconde la silueta de Sir Charles Biron? ¿Me aseguráis que somos todas mujeres? Entonces, puedo deciros que las palabras que a continuación leí eran exactamente a éstas: "A Chloe le gustaba Olivia..." No os sobresaltéis. No os ruboricéis. Admitamos en la intimidad de nuestra propia sociedad que estas cosas ocurren a veces. A veces a las mujeres les gustan las mujeres.
La fascinación de la calle londinense consiste en que nunca hay en ella dos personas iguales; cada cual parece ocupado en algún asunto personal y privado.
La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siembre han sido pobres, no sólo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la mejor oportunidad de escribir poesía.
De modo que cuando os pido que ganéis dinero y tengáis una habitación propia, os pido que viváis en presencia de la realidad, que llevéis una vida, al parecer, estimulante, os sea o no os sea posible comunicarla.

jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Qué es el feminismo?

Vaya preguntita la del título de este post, ¿eh? Nada más y nada menos que "¿qué es el feminismo?". Bueno, pues os diré que pese a considerarme una declarada feminista, pese a haber leído artículos y libros sobre el tema, seguir a otras feministas a través de las redes sociales y, en definitiva, leer con avidez todo lo que cae en mis manos bajo la etiqueta de "feminista", no me siento en disposición de responder a esta pregunta. Porque el feminismo no es uno, feminismos hay tantos como personas feministas. El feminismo de hoy no es el mismo del de las sufragistas de principios del pasado siglo. Y el feminismo en España no es el mismo que el que se puede practicar en Estados Unidos o en África. El feminismo de una occidental no es el mismo que el de una árabe o una china.

Entonces, diréis, ¿por qué eres feminista? ¿Por qué te declaras militante de una corriente político-social que ni siquiera alcanzas a comprender? Muy sencillo. Porque en esencia, el feminismo, es la lucha por la igualdad de derechos de todas las personas del mundo, independientemente de su género, orientación sexual, raza o clase social. ¿Y quién en su sano juicio podría oponerse a tan loables objetivos?

Volvamos ahora al tema de este blog: la literatura escrita por mujeres. ¿Qué han hecho las escritoras para dar a conocer el feminismo? Mucho y a la vez, poca cosa. Si ya de por sí, ser mujer y escritora es sinónimo de ganarse la vida muy malamente (a no ser que tu obra se enmarque dentro de lo que las editoriales consideran "literatura femenina" apta para el público comercial), imaginaos lo que debe ser ser escritora, mujer y, además, feminista. Quienes estén interesados en la materia quizá puedan sacar a relucir algunos de los nombres más relevantes del género: desde Mary Wollstonecraft hasta Caitlin Moran, pasando por Simone de Beauvoir, Virginie Despentes o Judith Butler. Un heterogéneo número de mujeres que se han esforzado por dar a conocer su personal punto de vista acerca del feminismo, desde perspectivas más o menos academicistas, pero siempre desde el respeto a la lucha común.

Pues bien, os voy a contar mi experiencia personal con el libro de una de estas autoras, "El género en disputa" de Judith Butler (Cleveland, Estados Unidos, 1956). Y aquí va mi confesión: se me atragantó. Era demasiado. Tenía que saber demasiado, no sólo sobre feminismo, sobre filosofía, historia, sociología, etc., para comprenderlo. Y no pude leerlo.


Así que me pregunto si yo, declarada feminista, poseedora de un título universitario, profesora y aún hoy en día, estudiante, tengo dificultades para entender lo que otras mujeres han escrito sobre feminismo, ¿cómo podemos esperar que el mensaje llegue a un tipo, pongamos, con el nivel cultural y la caladura moral, de un tal Torrente? Imposible.

De ahí la necesidad de hacer un esfuerzo didáctico para dar a conocer el feminismo. Comprender qué es el feminismo y acercarse a las diferentes corrientes pasadas y presentes no debería ser un trabajo titánico. Debería ser una aventura tan didáctica y sencilla como, se me ocurre como ejemplo, "El Mundo de Sofía" para conocer la filosofía.

Quizá, en mi ignorancia, se me escapa que un libro de este estilo ya existe. Que no tengo por qué reivindicar la escritura de un manifiesto feminista a modo de resumen porque hay incluso varios ejemplares que cumplen estos requisitos. Pues bien, desde aquí os pido que me informéis de los títulos, porque me encantaría leerlos.

Pero hasta que ese libro se escriba o se lea en las escuelas, recordad: el feminismo no es, no ha sido nunca, ni será lo contrario de machismo.