miércoles, 18 de febrero de 2015

"AFTER": "50 sombras de Grey" para niñas

Como muchos de vosotros ya sabéis, me dedico a la enseñanza. Imparto clases de inglés a un rango de edades que van de los 7 a los 60 años. Muchos de mis alumnos son adolescentes y jóvenes, con los que habitualmente charlo de sus gustos y aficiones y a los que intento convencer de la necesidad (y el placer) de leer, en inglés y en cualquier otro idioma, para mejorar la expresión y la comprensión.

Anna Todd, autora de la serie "After" con cara de intelectual. Planeta de Libros.
Por todo ello no me extrañó cuando, hace unas semanas, un par de alumnas de unos 15 años me comentaron que al día siguiente iban a asistir a la firma de libros de una de sus escritoras favoritas: Anna Todd, autora de la serie "After". Las chicas querían saber qué podían decirle (en inglés) cuando les llegara el turno para que les firmaran sus libros. Yo (que en ese momento ignoraba quién era la autora) les dije que le contaran por qué sus libros son importantes para ellas o por qué se sienten identificadas con los personajes. Mis alumnas, de 15 años, encontraban difícil resumir dichas sensaciones y me dejaron un libro para que yo viera de qué iba y pudiera ayudarlas a expresarse en inglés ante la autora. Todas mis alarmas se dispararon cuando en la solapa del libro pude leer lo siguiente:
"La historia de un amor infinito. Tessa Young se enfrenta a su primer año en la universidad. Acostumbrada a una vida estable y ordenada, su mundo cambia cuando conoce a Hardin, el chico malo por excelencia, con tatuajes y de mala vida. La inocencia, el despertar a la vida, el descubrimiento del sexo... un amor infinito, dos polos opuestos hechos el uno para el otro".
Un par de búsquedas en internet confirmaron mis sospechas: la serie "After" reproduce el típico juego entre "chico malo" y "chica inocente". Pregunto sobre el tema a mis alumnas y admiten que los jóvenes protagonistas de las novelas "discuten mucho, pero se quieren". Ese "amor infinito" es el que justifica las escenas de celos y dominación, las peleas constantes y hasta episodios de violencia.
"Él avanza hacia mí, me agarra de la muñeca y me empuja contra la pared. Su rostro está a unos centímetros del mío y, de repente, me doy cuenta de que mi respiración es demasiado agitada. Quiero gritarle que me suelte y exigirle que recoja mis apuntes. Quiero abofetearlo y echarlo de mi cuarto. Pero no puedo hacerlo. Estoy paralizada contra la pared, y sus ojos verdes me tienen hechizada".
"After" cuenta con el gancho de que su personaje protagonista está inspirado en Harry Styles, de One Direction. Mátame camión.

Me sobrecogió pensar que mis alumnas, mis niñas de 15 años, veían todo esto normal. Normal "porque se quieren mucho". Por supuesto salió el tema de "50 sombras de Grey". Están verdaderamente fascinadas por el fenómeno porque para ellas Grey es lo prohibido, lo que las madres no las dejan leer porque hay escenas de sexo. Y esas mismas madres no se dan cuenta de que todo lo que Grey tiene de dañino no es el sexo (sexo ya tienen todo lo que quieren en internet), sino la idea de que enamorarse de un tipo que no expresa sus sentimientos, con hábitos de acosador/controlador y que nos exige POR CONTRATO cambiar nuestros hábitos sexuales para satisfacerle, da lugar a la perpetuación de unos estereotipos que en nada ayudarán en el futuro a mejorar las cifras de violencia de género. 

No soy partidaria de controlar las lecturas de los jóvenes. Sin ir más lejos, cuando yo era adolescente, leía todo lo que caía en mis manos, novelas con episodios de violencia, de sexo, de dramas humanos, sin que mis padres pudieran poner límites por el volumen y la rapidez con que leía. Pero sí que creo que hay que preguntarles qué están leyendo, qué les parece y, si como en el caso de Anna Todd, son lecturas que les hacen desear historias de amor daniñas, sacarles de su error antes de que sea demasiado tarde. "After" y "Grey" deben leerse sólo como ejemplo de lo que no está bien.